miércoles, 22 de abril de 2020

Covid 19: ¿Por qué llevo peor el confinamiento que las personas que me rodean?





Es una tendencia inevitable, aunque nociva, comparar nuestro bienestar con las personas que nos rodean. En este estado de alarma, estas comparaciones se basan en el grado de bienestar que refleja o manifiesta cada uno. Es muy posible, que después de comparar, te hayas preguntado el motivo de porque hay personas que lo llevan mejor, ¿Cuál es su secreto?

Por desgracia, no hay ningún secreto ya que la buena adaptación a las crisis depende de muchos factores que imposibilitan ofrecer una formula mágica que pueda resolver el malestar por el que estás pasando. Analicemos los principales factores a los que nos enfrentamos:

  • La resiliencia. Para aquellos que desconozcan este término, la resiliencia es la capacidad que tiene una persona de afrontar las adversidades. Esta habilidad depende de variables personales y contextuales que hacen que algunas personas afronten y se adapten a esta crisis con mejor éxito que otras. Uno de los extremos opuestos a esta resiliencia sería la “indefensión aprendida”, donde la persona ante la crisis muestra un grado de apatía tan alto que le impide fijar cualquier objetivo. Sin embargo, las situaciones de crisis también pueden provocar que se active nuestro optimismo. Las sustancias en un caso u otro son las mismas, el cerebro segrega adrenalina o cortisol que provoca que nosotros lo interpretemos como miedo o estrés en el caso negativo, o como confianza y seguridad si trabajamos en cambiar la percepción del acontecimiento, viéndolo como un reto más que como una amenaza. ¿Qué segmento de la sociedad es más probable que desarrolle esta resiliencia? Pues especialmente aquellos jóvenes que vivieron la crisis económica y que, ante la desconfianza que les provocaba el entorno, decidieron buscar soluciones en vez de resignarse. ¿Qué otro segmento sale fortalecido? Las personas mayores que vivieron en la época de la guerra y la posguerra, ya que cuentan con la experiencia previa de haber salido de una situación de crisis. Aunque el entorno es un factor influyente en nuestra resiliencia, ver las cosas de una forma u otra es consecuencia en gran medida de nuestra personalidad, el segundo factor del que hablaremos a continuación.



  • La personalidad. Según enumera Raúl Carretero, doctor en Inteligencia Emocional, las habilidades sociales, el coeficiente intelectual o la inteligencia emocional son algunas de las variables que pueden ser decisivas a la hora de afrontar esta crisis como un “reto”. Otros factores de nuestra personalidad que influyen son la autoestima, el nivel de optimismo y la capacidad de asumir responsabilidades. Hay que destacar también que una persona enérgica y muy sociable sufra más periodos de estrés al no poder canalizar toda esa energía que de alguien más sedentario e individual.

  • La salud física y mental. Aquellas personas que el confinamiento les ha pillado en un momento de sus vidas por el cuál estaban padeciendo de algún malestar físico o mental, seguramente esta situación haya agravado sus consecuencias y, por tanto, necesiten de más tiempo de adaptación y más herramientas para afrontar esta crisis. En este factor también entra la vulnerabilidad al virus de aquellas personas con patologías que inciden negativamente en la superación de la enfermedad o en personas mayores que tienen un mayor riesgo. Por tanto, también es muy normal que estos sectores de la población vivan con más temor esta crisis por el miedo a contagiarse y que le provoque niveles de ansiedad que no registran otras personas.

  • La estabilidad. Es evidente que no puede afrontar con el mismo éxito esta crisis una persona que mantenga sus ingresos, tenga a su familia sana o que su rutina diaria haya cambiado poco, a aquellas personas que han tenido que ver como su actividad laboral o de estudios se ha frenado en seco y que sus ingresos afectan a su bienestar. En relación a los que mantienen su actividad laboral igual que antes de la crisis hay dos vertientes, los que trabajan en sectores de alto riesgo (Por ejemplo: Personal sanitario) que, aunque mantengan su trabajo y su rutina, pueden enfrentar situaciones de estrés o ansiedad muy altos debido a la alta demanda de trabajo, al miedo a ser contagiados y a la exposición continuada de casos de mucha gravedad que pueden ocasionarle incluso un posible estrés postraumático. Por otro lado, aquellos que mantienen su trabajo en sectores de menor riesgo, pueden buscar el lado más optimista de la situación pensando que al menos siguen en activo y llegar a afrontar este confinamiento con más optimismo.

  • Recursos. Es otro de los pilares a la hora de conseguir afrontar este confinamiento. Una familia que cuente con recursos económicos y materiales suficientes sobrellevarán este confinamiento con una ventaja hacia aquellas familias que carezcan de este tipo de elementos. Además, las familias que tengan espacios amplios en sus casas, terrazas, jardines, etc. evidentemente tendrán un respiro mayor que aquellas familias que se ven obligadas a vivir en espacios reducidos y sin contacto con el exterior.
  • Convivencia. Por último, uno de los factores que observamos que son también cruciales a la hora de afrontar este confinamiento con mayor o menor éxito es la convivencia que este viviendo cada uno. Y atentos, que las personas que viven solas no son los que están peor situadas a la hora de afrontar esta situación. Es más difícil afrontar esta crisis en casos donde haya una familia muy numerosa en espacios reducidos o aquellas familias que vivan una situación de convivencia nociva y conflictiva (Malos tratos, malas relaciones entre familiares, etc.). ¿Quién tiene más posibilidad de mostrar un mejor bienestar? Aquellas personas que cuenten con una red de contactos sólidas, que les permita sentirse protegidos y queridos ante cualquier situación. Evidentemente, si además conviven con ellos tendrán mejor pronóstico.

Por tanto, evitemos las comparaciones, ya que lo más probable es que nos cree malestar. Intentemos analizar nuestra situación de forma individual y busquemos dar soluciones, dentro de lo posible, a aquellos factores que más nos estén influyendo negativamente. Antes que llegar a la resignación intentemos salir hacia delante buscando soluciones concretas o apoyándonos en personas que nos puedan ayudar a encontrar ese camino que por uno mismo no es capaz.

¿Qué elemento o variable crees que te está afectando más a la hora de afrontar esta crisis? Deja tus comentarios e intentaremos guiarte un poco dependiendo de tu caso.

Daniel Mestre Flores
Daniel Mestre Flores

Psicólogo, educador y creador de Centro Haiku. Durante años he buscado llegar a la mente hasta que comprendi que la mente está en cada una de las pequeñas cosas de la vida.

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