jueves, 14 de noviembre de 2013

¿Quién dijo que el sexo era cosa de jóvenes?

   Es ya prácticamente cultura popular aquello de que llegada una edad el sexo no forma parte de nuestras vidas. Por eso, y porque apostamos por una vejez saludable y positiva, este artículo pretende desmentir todas esas creencias erróneas que tenemos sobre la sexualidad en la vejez. Lo primero que debemos saber es que la sexualidad persiste hasta que morimos. Muchas personas tienen la errónea idea de que llegada la menopausia o la andropausia la actividad sexual se disminuye o se extingue. Esto no es solo mentira, sino que esta comprobado que la lívido solo empieza a reducirse a partir de los 70, a parte de que aún así  esta no llega a desaparecer nunca del todo.

  Vivimos en un contexto sociocultural que va en la búsqueda de la eterna juventud desvirtuando negativamente la vejez que se define como época de enfermedades, de reducción de nuestras capacidades físicas y psíquicas, dónde parece ser que la única meta es esperar a la muerte. Por ello, debemos parar esos comentarios destructivos y falsos alimentado por la moda y productos de belleza que nos venden la juventud como aquello que debemos perseguir siempre. Si observamos esos comentarios negativos sobre la vejez nunca vienen de parte de personas que viven esa época, y si nos paráramos a escuchar a muchos de ellos podríamos descubrir los grandes placeres que abarca esta edad dorada.

  Una vez que tenemos este planteamiento claro hay que tener en cuenta que tampoco se puede negar lo innegable, y es que los años no pasan en vano para nadie y llegados a una edad el cuerpo humano experimenta cambios a los que debe acostumbrarse para poder disfrutar de una vida plena.

  En la mujer estos cambios vienen, como ya comentamos en artículos anteriores, por la puerta grande. La llegada de la menopausia es tiempo de cambios bruscos en su cuerpo que normalmente vienen acompañados de sofocos de calor y cambios de humor, pero no se alarmen esto no dura mucho y luego sufriréis menos que los hombres aunque a ellos no les venga tan de golpe. Lo primero que experimenta la mujer, a parte de la finalización de la menstruación, es una reducción de estrógenos que cambian el enfoque del acto sexual. De entrada una cosa esta comprobada, aquellas mujeres que no dejan de practicar sexo sufrirá de menos cambios y dificultades a la hora de realizarlo, así que se recomienda no extinguir la conducta sexual aunque tengáis que insistir a vuestra pareja para que se anime, en el caso de que su pareja sea de la misma edad y sea heterosexual. De no ser así, la autosatisfacción a pesar de ser una práctica muy mal vista por el mundo femenino, todavía quedan brotes de machismo en la sociedad, es igual de eficiente. Sin embargo, algunos cambios tarde o temprano serán inevitables aunque no por ello se dejará de disfrutar. Lo primero que experimentará la muer es que la fase de excitación se prolongará y que la llegada del orgasmo o multiorgamos no será tan frecuente como antes. A veces, debido a la reducción de estrógenos la sensibilidad vaginal se reduce y se encuentran pequeñas molestias a la hora de realizar el acto sexual, para ello existen cremas y podamos que consiguen eliminar estas molestias dando a la vagina la lubricación que le falta. 

  En los hombres la cosa cambia un poco, y es que su reducción de andrógenos hace que en la pareja heterosexual los roles cambien un poco, y es que de ser ellos los que siempre insisten para tener sexo pasan a ser ellas las que tienen que convencer a ellos para realizar el acto sexual ya que esta reducción de andrógenos les hará disminuir su motivación y deseo sexual. Al tener menor respuesta de excitación precisarán de estímulos más intensos, es la hora de promover el ingenio y echar mano a nuevos juegos sexuales o roles para aumentar la motivación de la pareja.
 
  El hombre a diferencia de la mujer no pierde el poder de fertilizar, pero si pierden potencia con la edad y se produce la famosa impotencia que impide la erección. Pero a pesar de lo que se piense, el hombre no pierde el poder de erección, pero su ciclo sexual cambia aumentando el periodo refractario que es el que sufrimos una vez llegados al orgasmo y que necesita de un tiempo para volver a recuperar esa capacidad. Pues bien, aquí debemos disfrutar de ese periodo refractario para otras cosas y olvidarnos de cuando eran chavales y en la misma noche podían realizar varias veces el acto sexual, ya que el periodo refractario a estas edades pueden durar incluso días. Sino podéis esperar tanto, siempre queda la famosa viagra a la que se aconseja que se le pida consejo al médico antes de tomarla. Otras de las cosas que el hombre puede experimentar a esta edad y de la que quizás no este tan acostumbrado es a llegar al orgasmo sin eyaculación, ya que a veces desaparece.

  Como comentábamos al principio del artículo, lo esencial es no perder esa relación sexual ya que una vez interrumpida es difícil reemprenderla. Sin embargo, a veces esa relación sexual se interrumpe por factores ajenos a lo físico y es que el papel psicológico y social aquí juega un papel muy fuerte. Muchas veces es la propia actitud del anciano la que impide realizar este tipo de conductas ya que se encuentra en la creencia de que a su edad esto ya no se hace, o por creencias morales y religiosas que le bloquea a la hora de ver el sexo en la vejez como algo natural. En otras ocasiones, la disminución del atractivo físico o la aparición de enfermedades crónicas frenan a la persona a pensar en el sexo. Uno de los factores mas incidentes reflejado es la muerte o ausencia del cónyuge, ya que a cierta edad a veces rechazan la búsqueda de una nueva pareja sexual, llegando como mucho a aumentar la masturbación. Esto, acompañado de la creencia de que el sexo a esas edades es algo sucio ya que no lleva a la reproducción son los pensamientos por los que los propios ancianos dejan de disfrutar de una sexualidad plena.

  Llegados a ese punto, es también responsabilidad de los profesionales interesarse por la vida sexual de sus pacientes, así como de sus patrones sexuales o el conocimiento que tienen estos del envejecimiento. Debemos observar las actitudes del anciano evitando hacer juicios de valor y mostrando interés en la razón por la cuál su interés por el sexo o por mantener relaciones sociales ha cambiado. Es muy beneficioso para el anciano incluirlo en un grupo de iguales con personas que tengan pensamientos positivos sobre la vejez, donde la persona se sienta cómoda para expresar sus preocupaciones y problemas contando con la ayuda de personas que al estar en su misma situación les puede servir de mucha ayuda. Estos grupos acompañado de estrategias para mejorar la satisfacción del sexo puede proporcionar un cambio de visión al anciano que le lleve al camino de la vejez positiva que se intenta alcanzar con estos planteamientos, y es que es esencial eliminar los pensamientos y creencias falsas que se tienen sobre la vejez para conseguir vivirla en su plenitud.

  Por último, en el caso de muchas personas mayores que viven con sus hijos o en residencias, es muy importante recalcar la importancia de proporcionarles a estos periodos de tiempo para su intimidad, así como un ambiente tranquilo y carente de estímulos distorsionados. Es en muchas ocasiones culpa de los hijos o de los cuidadores la razón por la que el anciano no puede disfrutar de momentos sexuales ya que estos se niegan a que se vuelvan a emparejar o a que realicen algún acto sexual.


  A modo de reflexión, el ser humano se forma por cada una de sus partes. Es absurdo pensar que llegado una edad alguien quiera desprenderse de la agradable sensación de recibir abrazos, besos o caricias. Las personas mayores a pesar de no realizar el sexo con tanta cantidad como en la juventud esta demostrado que eso se convierte en algo secundario ya que premia la calidad, realizándose en la mayoría de los casos de una entrega completa del ser humano. No privemos a nadie de disfrutar plenamente de su vida hasta el final y agradezcamos ver disfrutar a una pareja de ancianos de su vida y de todo el cariño que todavía pueden desprender.



Daniel Mestre Flores
Daniel Mestre Flores

Psicólogo, educador y creador de Centro Haiku. Durante años he buscado llegar a la mente hasta que comprendi que la mente está en cada una de las pequeñas cosas de la vida.

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