Es ya prácticamente cultura popular aquello de que llegada una edad el
sexo no forma parte de nuestras vidas. Por eso, y porque apostamos por una
vejez saludable y positiva, este artículo pretende desmentir todas esas
creencias erróneas que tenemos sobre la sexualidad en la vejez. Lo primero que
debemos saber es que la sexualidad persiste hasta que morimos. Muchas personas
tienen la errónea idea de que llegada la menopausia o la andropausia la
actividad sexual se disminuye o se extingue. Esto no es solo mentira, sino que
esta comprobado que la lívido solo empieza a reducirse a partir de los 70, a
parte de que aún así esta no llega a
desaparecer nunca del todo.
Vivimos en un contexto sociocultural que va en la búsqueda de la eterna
juventud desvirtuando negativamente la vejez que se define como época de
enfermedades, de reducción de nuestras capacidades físicas y psíquicas, dónde
parece ser que la única meta es esperar a la muerte. Por ello, debemos parar
esos comentarios destructivos y falsos alimentado por la moda y productos de
belleza que nos venden la juventud como aquello que debemos perseguir siempre.
Si observamos esos comentarios negativos sobre la vejez nunca vienen de parte
de personas que viven esa época, y si nos paráramos a escuchar a muchos de
ellos podríamos descubrir los grandes placeres que abarca esta edad dorada.
Una vez que tenemos este planteamiento claro hay que tener en cuenta que
tampoco se puede negar lo innegable, y es que los años no pasan en vano para
nadie y llegados a una edad el cuerpo humano experimenta cambios a los que debe
acostumbrarse para poder disfrutar de una vida plena.
En la mujer estos cambios vienen, como ya comentamos en artículos
anteriores, por la puerta grande. La llegada de la menopausia es tiempo de
cambios bruscos en su cuerpo que normalmente vienen acompañados de sofocos de
calor y cambios de humor, pero no se alarmen esto no dura mucho y luego sufriréis
menos que los hombres aunque a ellos no les venga tan de golpe. Lo primero que
experimenta la mujer, a parte de la finalización de la menstruación, es una
reducción de estrógenos que cambian el enfoque del acto sexual. De entrada una
cosa esta comprobada, aquellas mujeres que no dejan de practicar sexo sufrirá
de menos cambios y dificultades a la hora de realizarlo, así que se recomienda
no extinguir la conducta sexual aunque tengáis que insistir a vuestra pareja
para que se anime, en el caso de que su pareja sea de la misma edad y sea
heterosexual. De no ser así, la autosatisfacción a pesar de ser una práctica
muy mal vista por el mundo femenino, todavía quedan brotes de machismo en la
sociedad, es igual de eficiente. Sin embargo, algunos cambios tarde o temprano
serán inevitables aunque no por ello se dejará de disfrutar. Lo primero que
experimentará la muer es que la fase de excitación se prolongará y que la
llegada del orgasmo o multiorgamos no será tan frecuente como antes. A veces,
debido a la reducción de estrógenos la sensibilidad vaginal se reduce y se
encuentran pequeñas molestias a la hora de realizar el acto sexual, para ello
existen cremas y podamos que consiguen eliminar estas molestias dando a la
vagina la lubricación que le falta.
En los hombres la cosa cambia un poco, y es que su reducción de
andrógenos hace que en la pareja heterosexual los roles cambien un poco, y es
que de ser ellos los que siempre insisten para tener sexo pasan a ser ellas las
que tienen que convencer a ellos para realizar el acto sexual ya que esta
reducción de andrógenos les hará disminuir su motivación y deseo sexual. Al
tener menor respuesta de excitación precisarán de estímulos más intensos, es la
hora de promover el ingenio y echar mano a nuevos juegos sexuales o roles para aumentar
la motivación de la pareja.
El hombre a diferencia de la mujer no pierde el poder de fertilizar,
pero si pierden potencia con la edad y se produce la famosa impotencia que
impide la erección. Pero a pesar de lo que se piense, el hombre no pierde el
poder de erección, pero su ciclo sexual cambia aumentando el periodo refractario
que es el que sufrimos una vez llegados al orgasmo y que necesita de un tiempo
para volver a recuperar esa capacidad. Pues bien, aquí debemos disfrutar de ese
periodo refractario para otras cosas y olvidarnos de cuando eran chavales y en
la misma noche podían realizar varias veces el acto sexual, ya que el periodo refractario
a estas edades pueden durar incluso días. Sino podéis esperar tanto, siempre
queda la famosa viagra a la que se aconseja que se le pida consejo al médico
antes de tomarla. Otras de las cosas que el hombre puede experimentar a esta
edad y de la que quizás no este tan acostumbrado es a llegar al orgasmo sin
eyaculación, ya que a veces desaparece.
Como comentábamos al principio del artículo, lo esencial es no perder
esa relación sexual ya que una vez interrumpida es difícil reemprenderla. Sin
embargo, a veces esa relación sexual se interrumpe por factores ajenos a lo
físico y es que el papel psicológico y social aquí juega un papel muy fuerte.
Muchas veces es la propia actitud del anciano la que impide realizar este tipo
de conductas ya que se encuentra en la creencia de que a su edad esto ya no se
hace, o por creencias morales y religiosas que le bloquea a la hora de ver el
sexo en la vejez como algo natural. En otras ocasiones, la disminución del
atractivo físico o la aparición de enfermedades crónicas frenan a la persona a
pensar en el sexo. Uno de los factores mas incidentes reflejado es la muerte o ausencia
del cónyuge, ya que a cierta edad a veces rechazan la búsqueda de una nueva
pareja sexual, llegando como mucho a aumentar la masturbación. Esto, acompañado
de la creencia de que el sexo a esas edades es algo sucio ya que no lleva a la
reproducción son los pensamientos por los que los propios ancianos dejan de
disfrutar de una sexualidad plena.
Llegados a ese punto, es también responsabilidad de los profesionales
interesarse por la vida sexual de sus pacientes, así como de sus patrones
sexuales o el conocimiento que tienen estos del envejecimiento. Debemos
observar las actitudes del anciano evitando hacer juicios de valor y mostrando
interés en la razón por la cuál su interés por el sexo o por mantener
relaciones sociales ha cambiado. Es muy beneficioso para el anciano incluirlo
en un grupo de iguales con personas que tengan pensamientos positivos sobre la
vejez, donde la persona se sienta cómoda para expresar sus preocupaciones y
problemas contando con la ayuda de personas que al estar en su misma situación
les puede servir de mucha ayuda. Estos grupos acompañado de estrategias para
mejorar la satisfacción del sexo puede proporcionar un cambio de visión al
anciano que le lleve al camino de la vejez positiva que se intenta alcanzar con
estos planteamientos, y es que es esencial eliminar los pensamientos y
creencias falsas que se tienen sobre la vejez para conseguir vivirla en su
plenitud.
Por último, en el caso de muchas personas mayores que viven con sus
hijos o en residencias, es muy importante recalcar la importancia de
proporcionarles a estos periodos de tiempo para su intimidad, así como un
ambiente tranquilo y carente de estímulos distorsionados. Es en muchas
ocasiones culpa de los hijos o de los cuidadores la razón por la que el anciano
no puede disfrutar de momentos sexuales ya que estos se niegan a que se vuelvan
a emparejar o a que realicen algún acto sexual.
A
modo de reflexión, el ser humano se forma por cada una de sus partes. Es
absurdo pensar que llegado una edad alguien quiera desprenderse de la agradable
sensación de recibir abrazos, besos o caricias. Las personas mayores a pesar de
no realizar el sexo con tanta cantidad como en la juventud esta demostrado que
eso se convierte en algo secundario ya que premia la calidad, realizándose en
la mayoría de los casos de una entrega completa del ser humano. No privemos a
nadie de disfrutar plenamente de su vida hasta el final y agradezcamos ver
disfrutar a una pareja de ancianos de su vida y de todo el cariño que todavía
pueden desprender.
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